sábado, 15 de septiembre de 2012

Los indoeuropeos y el Arca de Noé.

La primera hipótesis sobre la existencia de una familia lingüística indoeuropea fue propuesta en la segunda mitad del siglo XVIII por el filólogo británico sir William Jones, quien notó similitudes entre cuatro de los idiomas conocidos más antiguos: el sánscrito, el latín, el griego y el persa.

Fue en 1814 cuando Thomas Young empleó por primera vez el vocablo "indoeuropeo" para referirse a un gran tronco lingüístico extendido por Europa, el Asia occidental y la India gracias a la similitud de raíces que ofrecían gran parte de las lenguas de esas grandes zonas. Sin embargo, la teoría del indoeuropeo aparece formulada de forma oficial por los filólogos Ramus Rask (1814) y Franz Bopp (1816). A lo largo del siglo XIX y del XX esta teoría fue aceptada casi por unanimidad, aunque hay algunos en la actualidad que la rechazan.
Desde el siglo XIX, los estudiosos llamaron a esta familia lenguas indogermánicas. Posteriormente pasó a emplearse el término indoeuropeo (excepto en alemán).
Los pueblos interrelacionados a través de este tronco lingüístico se han denominado arios, palabra de origen indoeuropeo que presuntamente significa "hombres libres" o "nobles", o jaféticos (de Jafet, hijo de Noé, considerado como el padre de la raza blanca), término acuñado por el orientalista alemán Heinrich Julios Klaproth a principios del siglo XIX para designar a los hablantes de un grupo de lenguas opuestas a las semíticas (de Sem, hermano de Jafet) y a las camíticas (de Cam, también hermano de los anteriores y padre de la raza negra).
Los hijos de Noé que salieron del arca eran Sem, Cam (padre de Canaán), y Jafet. Noé era agricultor y había plantado una viña. Cierto día, en que había bebido vino, se embriagó y quedó tirado y desnudo en medio de su tienda. Cam (padre de Canaán) vio la desnudez de su padre, y avisó a sus dos hermanos que estaban afuera. Entonces Sem y Jafet entraron a la tienda mirando para otro lado, y con un manto cubrieron a su padre, pero no vieron su desnudez. Cuando Noé despertó de su borrachera y se enteró de lo que su hijo menor había hecho, dijo: «Maldito sea Canaán. Será el sirviente de sus dos hermanos». Luego añadió: «Bendito sea Yahvé, el Dios de Sem, y que Canaán sea esclavo suyo. Que Dios permita a Jafet extenderse, que habite en los campamentos de Sem, y que Canaán sea esclavo suyo»”.
(Génesis, 9,18-27).
Los racistas han usado la historia de la embriaguez de Noé y del comportamiento irrespetuoso de su hijo Cam para afirmar que los descendientes de Cam son inferiores a los de Jafet y de Sem, y que están destinados a ser sus siervos. Esta opinión se basa en los hechos de que «Cus» (uno de los hijos de Cam) es una palabra que significa «negro», y que Noé dijo que Canaán sería «siervo de siervos» a los descendientes de Sem y Jafet.




El mito dice una cosa, la historia y la ciencia moderna, otra: en el siglo XIX se concebía que dicho pueblo protoindoeuropeo originario podía ser un supuesto grupo étnico homogéneo racialmente y con tradiciones uniformes, al que se llamó raza aria.
Aunque esa propuesta no era estrictamente científica ni correctamente asentada, rápidamente dio lugar a  interpretaciones racistas de la "mentalidad aria" que supuestamente contrastará con la mentalidad de los semitas, que a su vez hablarían otro grupo de lenguas. El abuso y utilización política de esa hipótesis intelectual condujo al racismo que fundamentó parte de la ideología del nazismo alemán. De hecho uno de los instrumentos nazis para reescribir la historia fue una organización no muy conocida ligada a las SS, la Ahnenerbe, cuyo objetivo era rastrear los vestigios arqueológicos o folclóricos de una raza aria que estaría en el origen de la civilización.
Es muy importante señalar que no existen razas indoeuropeas sino lenguas indoeuropeas. Las similitudes entre diferentes pueblos indoeuropeos a nivel cultural, religioso y lingüístico no implican la existencia de una raza homogénea, por ende, el concepto indoeuropeo pertenece por completo a la lingüística y no a la genética poblacional.
Por tanto, aunque puede considerarse la posibilidad de que existieran migraciones de pueblos indoeuropeos que difundieran rasgos culturales, entre otros la lengua, en un periodo de la Edad Antigua, y en un espacio que iría de Europa al norte de la India e Irán, es completamente impropio hablar de pueblos indoeuropeos en la actualidad.