- Capítulo número 5 de la temporada 1 (Primera temporada):
- Nombre del episodio: El ariete ha tocado muro.
Por otra parte, una de las criadas de Atia vio al joven Octavio saliendo con César de una habitación, después de que éste sufriera el ataque. Cuando ésta se lo cuenta a Atia, ella felicita a su hijo por seducir a su querido tío. "No estoy muy segura de que esto sea decente. Pero quién se atreve a decir, en estos tiempos que corren, qué es decente y qué no?".
Con sus soldados a punto de llegar a La Galia, Voreno anuncia a su familia que pronto tendrá dinero suficiente para la dote nupcial de su hija, de manera que le permite llevarle al pequeño Lucio a su marido y comenzar así una vida de casados propiamente dicha. Vorena está entusiasmada con la idea mientras Niobe mira angustiada a su hijo. Pero los esclavos de Voreno caen gravemente enfermos -de los doce, todos menos uno sucumbieron a la gripe-. El único superviviente es un niño de cuatro años. Lucio no tiene más remedio que llevárselo a casa y cuidarlo para que se recupere, con la esperanza de poder venderlo y recuperar así algo de dinero.
Mientras tanto, César ha estado rechazando las invitaciones de Atia y aceptando las de Servilia, lo que hace sospechar a sus hombres de que ella es la razón de que César esté retrasando el ataque a Pompeyo. En una de sus visitas nocturnas, Marco Antonio le cuenta a Atia lo que está pasando y ella confirma sus sospechas. Como Atia ya se ha dado cuenta de que su hijo Octavio no es el joven amante de César que ella creía, manda a Pullo que enseñe a su hijo las "artes masculinas". Entre ambos se establece entonces una relación de complicidad y Pullo decide pedirle consejo al chico sobre si debería contarle a un amigo (Lucio) sus sospechas acerca de Niobe. Octavio es claro: "Sin hechos, debes permanecer en silencio".
Completamente ajeno a los problemas de su familia, Lucio se preocupa por sus finanzas y acude a Erastes, su vecino rico, para pedirle un préstamo y comprar más esclavos. En su lugar, éste le ofrece trabajar para él como guardaespaldas. Durante su primer encargo, Erastes le pide que mate a un hombre que no le ha pagado. Pero Voreno se niega y dimite.
Mientras, en las blancas paredes de la ciudad de Roma han aparecido varios dibujos de un hombre y una mujer practicando el sexo, y los nombres de César y Servilia aparecen bajo ellos. Cuando César y su mujer ven los dibujos, una humillada Calpurnia amenaza a su esposo con el divorcio. Esto alarma a César. La siguiente visita de César a Servilia no será tan amigable. César se muestra frío y le dice que todo se ha acabado entre ellos. Quiere irse al sur para buscar a Pompeyo y no se volverán a ver nunca más. "Ten por seguro que no es que no te quiera. Debo hacer lo que es correcto para la República". Después de oír esto, Servilia monta en cólera y le ataca hasta que le hace sangre en la mejilla. César la tira al suelo y la abofetea dos veces antes de irse, furioso. Servilia, desconsolada, se queda llorando.
Por su parte, Voreno está al límite y recurre a Marco Antonio para decirle que ha reconsiderado la oferta de volver al ejército de César. Marco Antonio acepta, pero sólo porque César le ha dejado en Roma y necesita buenos hombres. Voreno pronto se inicia en el Evocati por un sacerdote viejo, que preside una ceremonia en el Templo de Marte. Cuando se entera de que Atia estaba detrás de los dibujos en las paredes de Roma, Servilia decide vengarse. Para ello, utiliza un libro de magia e invoca a los espíritus de sus antepasados, para echarles una maldición a Atia y César. "Haz que su pene se marchite. Que sus huesos se rompan. Que sus legiones se ahoguen en su propia sangre."
Mientras Servilia maldice a Atia y a sus hijos, Octavio se escapa de la villa de su madre en medio de la noche, uniéndose a Pullo en una misión secreta. Los dos le tienden una emboscada a Evander fuera de su carnicería, después lo torturan hasta que dice la verdad: él era el amante de Niobe y el bebé es suyo. Después de desvelar esto, Pullo lo apuñala repetidamente. Después de arrojar su sangriento cuerpo a una alcantarilla, Octavio advierte a Pullo de que no debe decir nada. "Voreno no debe saberlo nunca". Pullo asiente en silencio. Al sur de la ciudad, César y sus legiones llegan a un campamento vacío, donde sólo queda el humo de un fuego ya apagado. Llegan tarde: Pompeyo y sus hombres ya se han hecho a la mar.
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- ACTIVIDADES:
- ¿Qué papel tienen las termas como foro de reunión entre romanos (min. 22)? Describe el normal funcionamiento de estos establecimiento a partir de la siguiente imagen (presta especial atención a los distintos espacios interiores y exteriores). Localiza en GoogleMaps un ejemplo de termas romanas.
- ¿Qué era en la época republicana un homo novus?¿Por qué Cicerón suele ser puesto como ejemplo (min. 34)?
- Explica el rito que sigue Servilia en el min. 40: origen, divinidades implicadas, materiales... (palabra clave: tabellae defixionum)
- Lee atentamente el siguiente texto de Suetonio (Vida de los Doce Césares) y compara lo que en él se narra con lo sucedido en este capítulo.
XLV. Se afirma que César era de estatura elevada, blanco de tez, bien conformado de miembros, cara redonda, ojos negros y vivos, temperamento robusto, aunque en sus últimos tiempos le acometían repentinos desmayos y terrores nocturnos que le turbaban el sueño. Experimentó también dos veces ataques de epilepsia, mientras desempeñaba sus cargos públicos. Concedía mucha importancia al cuidado de su cuerpo, y no contento con que le cortasen el pelo y afeitasen con frecuencia, hacíase arrancar el vello, por lo que fue censurado, y no soportaba con paciencia la calvicie, que le expuso mas de una vez a las burlas de sus enemigos. Por este motivo, atraíase sobre la frente el escaso cabello de la parte posterior; y también por lo mismo, de cuantos honores le fueron concedidos por el pueblo y el Senado, ninguno le fue tan grato como el de llevar constantemente una corona de laurel. Era también cuidadoso de su traje; usaba lacticlavia guarnecida de franjas que le llegaban hasta las manos, poniéndose siempre sobre esta prenda un cinturón muy flojo. Esta costumbre hacia exclamar frecuentemente a Sila, dirigiéndose a los nobles: Desconfiad de ese joven tan mal ceñido.
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