- Del siglo VIII al IV a.C. (la polis en la época de Platón y Sócrates).
Tras la llamada "Época Oscura" (XI-VIII a.C.) y la llegada de estos nuevos tiempos, conocidos tradicionalmente como “Época Arcaica”, se ha de notar desde un primer momento que el renacer cultural, patente tanto en el arte, como en la ciencia y la filosofía (aún de la mano), se hace posible en centros de población con rasgos muy diferentes a las antiguas ciudadelas micénicas. Aunque las murallas siguen siendo características la actividad oficial desciende al ἄγορα, la plaza pública, reservando la parte más alta de la πόλις, la ἀκροπόλις, para el recinto religioso en honor a las divinidades de la ciudad:
Por regla general, cada ciudad-estado se componía de un centro urbano amurallado rodeado de tierras de labrantío. La vida en una ciudad ya sin rey evoluciona hacia el dominio, en muchas ocasiones abusivo, de las clases más altas, lo que acaba generando inevitables problemas sociales. Aunque cada ciudad tuvo su forma peculiar de gobierno, la participación ciudadana en los procedimientos legales y políticos engendró poco a poco el sentido de comunidad., afianzados, además, por sus vínculos con la deidad protectora de la ciudad.
La polis se basa, por tanto, en la idea de autarquía. Se consigue todo ello gracias al especial espíritu griego, capaz de la especulación filosófica. La polis aparece como el centro de la vida en Grecia. La polis va a permitir la vida en común., En la gran mayoría se desarrollará el órgano de la Asamblea que con mayor o menor capacidad decisoria obliga a tomar decisiones compartidas y a respetar unos códigos de comportamiento y fidelidad a la polis. Cuando un ciudadano es infiel a la polis es castigado (ostracismo -pena grave- o cicuta -pena de muerte).
- Del siglo IV a.C. en adelante (la polis en la época de Aristóteles).
A partir de la época clásica tiene lugar una lenta transformación en la concepción de la polis. Debido en parte a las alianzas "masivas" (Federación Panhelénica en la Guerras Médicas o la Liga Ateniense y Liga del Peloponeso en las del Peloponeso) el esquema de la polis entra en crisis porque comienza a perder su principal característica: la autarquía.
Con la entrada en escena de la potencia bárbara del norte, Macedonia, y su victoria decisiva en Queronea a cargo del rey Filipo la decadencia es un hecho. A Filipo le sucede Alejandro, quien trae la consagración de una nueva forma política: crea un Imperio. Y este imperio nace con un único estandarte político-administrativo (él mismo, como "hijo de Zeus" que es) y cultural (lo helénico).
La conquista de Grecia (y toda Persia) por Alejandro Magno terminó con las ciudades – estado, la polis, con su independencia y libertad; pero de la misma manera sirvió para transmitir la cultura helénica a otros ámbitos geográficos como Alejandría o Rodas. Los griegos buscaron durante este periodo en el arte y la filosofía la libertad que habían perdido.
- En el ámbito del arte se podría decir que este período es el primer intento de globalización, ya que los ciudadanos griegos se convierten en miembros de una comunidad más grande y policroma, de una comunidad económica, social y ideológica plural, reciben influencias de Asia y de Africa. Tal vez, el eclecticismo sea la característica fundamental de esta etapa. El reunir lo mejor de todos los países conquistados y unificarlo en un solo elemento, la obra, el arte.
- En cuanto a la filosofía, ésta se vuelve un saber de salvación y una búsqueda de la felicidad y libertad espiritual. Se basará en tres temas: la amistad, la felicidad y el ser mismo, pero desde la perspectiva del "cosmopolita" (ciudadano del mundo), no de la del ciudadano comprometido con su comunidad particular. Esto deriva en la crítica a la concepción de la polis por parte de muchos autores que llegan a la conclusión de que la ciudad autáquica o las ligas no pueden contra Alejandro. Sin embargo, según Aristóteles, precisamente esa autarquía es esencial para el pleno desarrollo de la naturaleza humana. Que Alejandro acabe con ella no es plato de gusto para el que había sido su maestro (v. Alejandro y Aristóteles), el cual será visto, por tanto, como el último representante de una filosofía política ya caduca.
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